Introducción a la literatura española
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA ESPAÑOLA
La literatura española es aquella desarrollada en español
en España. También podría incluirse en esta categoría la literatura
hispanolatina clásica y tardía, la literatura judeoespañola y la literatura
arábigo española, escritas respectivamente en latín, hebreo y árabe. Abarca
desde las primeras expresiones poéticas conservadas en lengua vernácula (las
jarchas) hasta la actualidad, más de mil años de historia. Es una rama de la
literatura románica y ha dado lugar a otra importante rama, la literatura
hispanoamericana.
La literatura española se engloba dentro de la literatura
en español, en la que se incluyen las literaturas en español de todos los
países hispanohablantes. Por otro lado, también está englobada en la literatura
de España, junto con las de las demás lenguas habladas en el país.
Primeras
manifestaciones
Hasta la década de 1950 fue habitual considerar que el
comienzo de la literatura española se daba con una obra épica: El Cantar de Mio
Cid (siglo XII), obra que era transmitida generalmente de forma oral por los
juglares. La historiografía literaria no tuvo en cuenta datos proporcionados
por crónicas anteriores a la definitiva fijación textual de dicho cantar de
gesta. Estos datos se refieren a la tradición oral tanto en su versión lírica
más antigua como a los romances, ambas formas de expresión que formaban parte
del patrimonio popular. En el año 1948, Samuel Miklos Stern, un investigador
israelí, descubrió en antiguos manuscritos conservados en El Cairo, unas
estrofas líricas en lengua romance aljamiada, denominadas jarchas.
El siglo XIX: Romanticismo y Realismo
La Literatura española en el siglo XIX puede dividirse en
varias etapas
Hasta 1830. En
este período las tendencias estilísticas del siglo XVIII aún prevalecen, aunque
comienzan a surgir algunos escritores prerrománticos, como Rousseau o Goethe.
1830–1850.
Apogeo de la literatura romántica.
1850–1870.
Comienza el movimiento del Realismo.
1870–1898.
Máximo esplendor del Realismo, llevado a su extremo por el Naturalismo.
En 1898, con el
desastre del 98, comienza el siglo XX respecto al ámbito literario.
El Romanticismo
Cansados del escrupuloso rigor de los escritores
ilustrados, surge, en la década de 1830 y bajo la influencia de los escritores
prerrománticos europeos, como Goethe o Rousseau, el Romanticismo en España. Los
autores románticos se rebelan contra todo lo establecido por el Neoclasicismo,
son atraídos por lo misterioso y tratan de evadirse del mundo que les rodea,
disgustados por la sociedad burguesa y apática en la que les tocó vivir.
En esta época, los conservadores trataban de preservar
sus privilegios, mientras los liberales luchaban por suprimirlos. En Europa se
desarrolla fuertemente la industria y crece culturalmente, mientras España
parecía aislarse cada vez más, dando la imagen de un país retrasado.
Las primeras manifestaciones del Romanticismo en España
fueron en Andalucía, donde Juan Nicolás Böhl de Faber publicó en el Diario
Mercantil de Cádiz una serie de artículos defendiendo el teatro del Siglo de
Oro, y en Cataluña, a través del diario El Europeo, siguiendo el modelo de Böhl
y defendiendo un Romanticismo moderado y tradicionalista. Uno de los principales
introductores del prerromanticismo fue Manuel José Quintana.
Poesía
En la poesía, los poetas plasman con euforia y pasión
todo cuanto sienten. Los principales temas son el amor pasional, las
reivindicaciones sociales, el Yo del poeta y la naturaleza, ambientada en
lugares oscuros y misteriosos.
El representante más destacado de la poesía del
Romanticismo es José de Espronceda (1808-1842), aunque también cabe destacar a
otros poetas como Carolina Coronado (1823-1911), Juan Arolas (1805-1873), el
gallego Nicomedes Pastor Díaz (1811-1863), Gertrudis Gómez de Avellaneda
(1814-1873) y Pablo Piferrer (1818-1848).
Teatro
El teatro neoclásico no logró calar en los gustos de los
españoles. A comienzos del siglo XIX aún se aplaudían las obras del Siglo de
Oro. Estas obras eran despreciadas por los neoclásicos por no sujetarse a la
regla de las tres unidades (acción, lugar y tiempo) y mezclar lo cómico con lo
dramático. Sin embargo aquellas obras atraían fuera de España, precisamente por
no sujetarse al ideal que defendían los neoclásicos.
El Romanticismo triunfa en el teatro español con La
conjuración de Venecia, de Francisco Martínez de la Rosa; El Trovador, de
Antonio García Gutiérrez; Los amantes de Teruel, de Juan Eugenio Hartzenbusch;
pero el año clave es 1835, cuando se estrena Don Álvaro o la fuerza del sino,
del Duque de Rivas (1791–1865). Cabe mencionar también la importante obra Don
Juan Tenorio (1844) de José Zorrilla y Muérete y verás, de Bretón de los
Herreros. Lo más cultivado es el drama. Todas las obras contienen elementos
líricos, dramáticos y novelescos. La libertad domina en el teatro en todos los
aspectos.
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